Hotel Anibal
En los salones del hotel Anibal y en compañía de los comensales que nos tocaron en suerte en cada mesa charlamos y dimos cuenta de cuantas viandas nos pusieron a tiro, demostrando que la curva de la felicidad que lucíamos la mayoría estaba ganada a pulso y tras duro ejercicio mandibular.
Etiquetas: La comida
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